Si bien el procedimiento es muy
fácil, se trabaja con dos substancias peligrosas
por lo que no deberá intentarse el siguiente
procedimiento si no se está dispuesto a
seguir unas sencillas precauciones.
Este es un procedimiento de reemplazo del sistema
con percloruro de hierro, especialmente para cuando
estamos apurados.
Estas son: trabajar al aire libre o en un lugar
muy ventilado, ya que el proceso despide cloro
gaseoso el que es sumamente irritante y venenoso.
Además se debe trabajar con guantes de
goma, por lo menos hasta que se tenga experiencia
y, lo más importante, la protección
de los ojos con máscaras de plástico
o antiparras.
Es aconsejable usar ropa vieja.
Deberemos adquirir en cualquier droguería
una botella de ácido clorhídrico
y otra de agua oxigenada al 100 o 130 % (vea la
figura del epígrafe).
Todos estamos conscientes de que los ácidos
en general deben tratarse con cuidado, pero con
el agua oxigenada nos encontramos acostumbrados
a usarla cada vez que queremos desinfectar una
lastimadura o herida. Pero tengamos en cuenta
que la que tenemos en casa tiene una concentración
máxima del 40% y es para uso medicinal,
en vez, la que adquirimos en la droguería
es para uso industrial y mucho más concentrada.
Si nos toca la piel debemos enjuagar la zona
con abundante agua.
Así, tal vez nos salvemos de que nos ataque
la piel o lo hará suavemente.
Si al rato la zona donde nos salpicó el
agua oxigenada se pone blanca y arde un poco,
quiere decir que ha quemado parcialmente la capa
superior de la piel.
Esto lo sufrí en piel propia. De todos
modos es mejor el exceso de cuidado que un descuido
que puede ser peligroso, especialmente en caso
de que salpique en un ojo, no tengo experiencia
en este caso, pero creo que lo mejor es lavar
con abundante agua y acudir de inmediato el especialista.
Los mismos cuidados se deben tener con el ácido
clorhídrico.
Bien, veamos ahora cómo se usa. En un
recipiente adecuado, vidrio o plástico
se mezclan partes aproximadamente iguales de agua
oxigenada y ácido (vea las figuras 1 y
2). Ahora introducimos en la mezcla el circuito
impreso (al aire libre) y veremos que inmediatamente
comienza una ebullición violenta con desprendimiento
de gas cloro (figura 3). Esta reacción
es exotérmica, es decir que despide calor
lo que a su vez acelera el proceso. Aún
sin el cobre del impreso, la mezcla sola se calienta
despacio y despide burbujas de oxígeno.
El problema con esta especie de hervor y la temperatura
es que puede dañar la pinturita o emulsión
con la que estamos tratando de hacer nuestro circuito
impreso.
Para retardar la reacción se puede agregar
una muy pequeña cantidad de agua fría,
en este caso hay que experimentar ya que poco
agua no lo retarda gran cosa y el exceso puede
interrumpir la reacción, en este último
caso habrá que activar la mezcla con más
ácido y agua oxigenada.
La solución toma un color azulado típico
de las sales de cobre, una vez terminado el circuito
impreso, esta solución debe guardarse en
una botella sin tapar, ya que sigue despidiendo
oxígeno en forma lenta durante un tiempo.
Esta solución de color azul es de cloruro
cúprico, su utilidad es la siguiente: cuando
debamos hacer un nuevo impreso, vamos a utilizar
esta solución de cloruro cúprico
de la siguiente manera; la ponemos en la cubeta
y le agregamos a ella el ácido clorhídrico
y el agua oxigenada, siempre en partes más
o menos semejantes, veremos que si bien el ataque
es menos violento y menos inmediato lo hace en
forma más moderada, también puede
hacerse al revés, preparar la mezcla y
luego agregarle el cloruro cúprico. De
todos modos debe vigilarse cuando está
el circuito impreso dentro de la solución
porque se va elevando de temperatura y se hace
más activo, se puede moderar agregando
más cloruro cúprico. Cuando terminamos
seguimos guardándolo en una botella destapada.
Otra aplicación del cloruro es la siguiente;
si ponemos en él un circuito impreso para
eliminar el cobre, lo hace pero en forma lenta,
según la temperatura ambiente y la concentración
puede durar dos o tres horas, o sea que lo podemos
emplear cuando no hay ni urgencia ni necesidad
de vigilarlo.
Este proceso no elimina al percloruro de hierro,
pero es útil cuando se tiene alguna urgencia,
como en todas las cosas es conveniente experimentarlo
primero con circuitos sencillos y con el sistema
que se use. Yo lo he empleado con esmalte de uñas
y con emulsión tipo profesional y el resultado
ha sido bueno, pero cuando tengo que hacer impresos
grandes o complicados prefiero el percloruro ya
que es mucho más moderado y fácil
de controlar.
En lo que respecta a los peligros, la primera
vez que compré el agua oxigenada, el tapón
plástico de la botella no tapaba bien y
me mojó parte de las manos, allí
aprendí como actúa sobre la piel,
después nunca más tuve problemas,
solo tomé las sencillas precauciones que
dicta el sentido común.